El submarino amarillo estuvo siempre activo y energetico con un Hernán Perez driblante y despreciador para sus contrarios.
Marcos Senna abandono el campo con molestias, después de meter su gol.
El campo estuvo lleno de principio a fin, animando al equipo asturiano y pitos, insultos y amenazas para los del submarino.
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